La sorpresa

Ayer nos sorprendió la muerte de Débora Pérez Volpin. No fue la muerte de una periodista sino la muerte de una mujer que a lo largo de muchos años y sin saberlo ella fue alguien muy familiar al entrar todos los días en nuestras casas.

Los pacientes que atendí hoy, los vecinos con quienes me crucé, los negocios que visité, sólo un tema de conversación. La sorpresa, lo imprevisto, la injusticia, el enojo, la rebeldía frente a lo inevitable y lo que nos coloca en el máximo lugar de impotencia. Nada para hacer.

Esta realidad cruda, dura pero tan humana, me invitó a reflexionar acerca de cuántas veces evitamos hacer cosas por miedo, porque queremos tener todo atado, porque no queremos
correr ningún riesgo. No sólo relacionado con los viajes y con los vuelos, no, relacionado con la vida misma.

Vivir es un riesgo, sólo recaudos podemos tomar y aceptar que nada, nada, nada es permanente en esta vida. Todo cambia, muta, se transforma y nos guste o no todo en algún momento más tarde o temprano, termina. Impermanencia. Cuesta aceptarla pero de eso se trata. Reconocer que así es la realidad, cambiante.

Déborah se animó a vivir, a tomar riesgos, a jugarse y segura estoy que tomó recaudos pero La Sorpresa estaba ahí esperándola.

Desde Alas y Raíces nuestro reconocimiento hacia ella y un profundo abrazo a su familia, a sus compañeros de periodismo y a quienes le dieron cabida en la política. Una grande, un sol, una persona íntegra. Un beso grande, Déborah.

La sorpresa
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