La situación:
El 29/10 una de nuestras alumnas viajó desde Ezeiza a Nueva York en un vuelo de American Airlines AA 954 con horario de partida 21.40 h. Durante la mañana de ese día recibió por mail un mensaje de la aerolínea con un comentario acerca de la meteorología. El mismo aclaraba que se preveían malas condiciones climáticas, turbulencia y que dejaban librado a su decisión el tomar el vuelo a riesgo de toparse con situaciones adversas. Da miedo, no?
Claramente ese mensaje resulta amenazador para cualquier persona y mucho más si tiene miedo a volar. B se comunicó con nosotros y tanto Gustavo (piloto del equipo) como yo coincidimos en que nos parecía que la aerolínea estaba tratando de resguardarse de futuras acciones legales por parte de los pasajeros en caso de tener que desviar o cancelar vuelos, tal como lo ocurrido con los huracanes devastadores de este año.
B. estuvo a punto de cancelar su vuelo, concluyendo que si la línea aérea lo advertía, seguramente el vuelo iba a ser lo más cercano a un desastre y con un movimiento infernal.
Gustavo aportó la información acerca de cómo se esperaba que fuera el vuelo desde el boletín meteorológico que auguraba un muy buen vuelo con “tal vez” turbulencia leve llegando a Nueva York.
Desde mi lugar, traté de enfatizar y poner el foco en que los movimientos en vuelo son normales, que es de esperarse que en un vuelo, en algún momento, presente algo de turbulencia, que si fuera tan peligroso para la operación cancelarían el vuelo como pasó en época de huracanes. Este mensaje no hacía referencia a lo incómodo, sí al peligro, y volvimos a trabajar la diferencia entre lo incómodo y lo peligroso. Probablemente, cancelar el vuelo implicaría estar escapando de lo que es incómodo, molesto, desagradable. Eso es la turbulencia, decididamente no es peligro.
Inés fue el puente en cada comunicación para asegurarnos que B las recibiera en tiempo y forma.
La resolución:
La decisión de B. finalmente fue realizar el vuelo, con la grata comprobación de sólo una leve turbulencia al llegar a su destino.
Esa semana en Manhattan, ocurrió la tragedia de los 5 argentinos muertos a manos de un atentado. Las tragedias en muchas ocasiones son grandes maestras, ya que nos permiten poner en perspectiva nuestra vida y nuestras decisiones. Es imposible tener todo bajo control y claramente no es el avión el lugar donde más expuestos podemos estar a los riesgos de vivir, sin embargo es el medio de transporte que puede llevarnos rápido y seguro a lugares muy distantes.