Quería ante todo agradecer, y contarles que la experiencia en el vuelo salió muy bien.
Con decirles que fueron 13 hs. de viaje y no se me hizo largo! Dormí, escuché música, y casi no me dio tiempo a ver pelis, estaba tranquila.
Sí estuve bastante ansiosa/nerviosa/asustada antes (los días anteriores sobre todo), pero luego fue todo mejor de lo esperado.
Seguramente a cada uno lo ayudan cosas distintas. A mí me ayudaron mucho (y quizás sirva compartirlo):
– los ejercicios de respiración y contar durante el despegue.
– saber que las turbulencias son incómodas pero no peligrosas; que si el avión no sale porque hay tormenta es bueno (quiere decir que están asegurándose de que está todo bien); que un rayo no parte al avión, etc.) O sea, la info que nos brindaron en el curso.
– tomar alguna pastillita ansiolítica (me hizo falta menos dosis de la esperada, sólo antes de embarcar y al despegar, luego no fue necesario más)
– entregarle a una azafata el certificado del curso. Fueron recontra amables conmigo y venía alguien de la tripulación cada tanto a ver cómo estaba, y a explicarme si les preguntaba algo.
– el informe de Gustavo: excelente y súper cálido. Me lo sabía de memoria de tanto releerlo 🙂
– sobre todo y ante todo: el equipo, Lili, Inés, Gustavo, el grupo en el que compartimos nuestras inquietudes.
Lili, Inés y Gustavo con su informe, me hicieron sentir muy contenida antes de salir y eso ayudó un montón. En persona, por whatsapp, por mail, ahí estaban, como entrenadores alentándonos a salir al ring de boxeo con nuestros miedos.
Y la alegría de no haber pospuesto el viaje (casi lo hago), la alegría de haberlo podido hacer. Y todo lo que se gana al atreverse. Vale la pena. GRACIAS, así, enormes.