Aceptar lo que nos ocurre

Hemos venido a este mundo con un equipo mental (cerebro más primitivo) preparado para defendernos de situaciones que puedan ser peligrosas para nuestra integridad. Claro, con el devenir de los siglos ese equipo fue quedando y fuimos desarrollando otra parte de nuestro cerebro (corteza pre frontal) que nos ha permitido anticipar, planear, sacar conclusiones, pero muchas veces nos juega malas pasadas.

¿Por qué? Porque en muchas ocasiones nos da señales falsas de peligro, ve con gran claridad que ciertas situaciones o cosas no son peligrosas pero a nivel de la conducta, no se pueden enfrentar.

“Yo sé que el avión es el medio de transporte más rápido y seguro pero…” Es la mente condicionada que impide accionar.

¿A qué tememos?

Es muy universal el miedo a la muerte, obvio. Y también es universal el miedo a sufrir. Uno puede ser consciente de que es bastante improbable morirse en un avión, pero es muy probable que el avión se mueva bruscamente por turbulencia. Ésta puede ser más o menos intensa pero esa sensación de:

– No sé cuándo se va a terminar
– Será normal
– Se habrá dañado algo del avión
– Qué irresponsable por qué no esquivo estas nubes
– Mi cuerpo no va a resistir más estos movimiento
– Y Más

Es una sensación desagradable que genera mucho sufrimiento. Pero ese sufrimiento es generado exclusivamente por nuestra mente. Ella juzga, evalúa y como en muchas situaciones lo hace bien, es difícil darse cuenta de cuándo lo hace mal.

Para darse cuenta es necesario parar y observar atentamente ese parloteo de nuestra mente.

Además hay que “Aceptar lo que está ocurriendo”, por el simple hecho de que está ocurriendo. Puede gustarnos o no el movimiento del avión o un sonido que nos sorprenda, pero si no aceptamos como tal y nos peleamos y empezamos a luchar con nuestra mente y a pelearnos con lo que está ocurriendo, seguro que quien más pierde es uno mismo.

La práctica de Mindfulness o Atención Plena
► ofrece un medio sano y efectivo para relacionarse con nuestras sensaciones internas de miedo y ansiedad mediante la autorregulación basada en una toma de conciencia deliberada de los juicios.
► cambia la relación con el miedo.

Ejercicio:

Sentate cómodamente en una silla. Disponé de tan solo 3 minutos. Cerrá los ojos, acomodá tu espalda. Tomá una postura erguida y atenta. Llevá la atención a la respiración. Sólo tenés que notar dónde se siente en tu cuerpo que realmente estas respirando. En la nariz? En el pecho? En el abdomen? En otro lugar?

Fijate si solo aparecieron sensaciones físicas, las sugeridas, o si aparecieron juicios.

Aparecieron pensamientos? Me aburro, no sé hacerlo, tengo que ir a pagar la luz, y ahora perdí 3m de mi vida.

Bueno. Tan sólo había que atender a la respiración. Ese parloteo es el que hace sufrir. Lo mismo ocurre en el avión.

Aceptar lo que nos ocurre
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